martes, 31 de agosto de 2021

La cuestión Evangélica

Otra vez volvemos a estar en el foco de la política, hasta parece forzado, leo notas, comentarios, tweets y me enojo, me entristezco y me calmo. La guionista de "El Reino" habla de ficción pero retwittea  sólo testimonios negativos, por otro lado, analistas y defensores hacen que me sienta como un objeto de análisis, como los carpinchos, se llena de títulos como "Quienes son los evángélicos?" "los evangélicos en el poder" y después palabras como "La teología de la prosperidad" y las ramas y tendencias, todo me es absolutamente ajeno. Leo también el descargo de una chica que es/fue hija de un pastor y me remonta a mi infancia. Cuando era chica, iba junto a mi madre a una iglesia evangélica pequeña, paredes blancas, a veces decoradas con guirnaldas (?) bancos de madera y luego sillas de plástico, la banda musical escueta: una guitarra y un órgano, las panderetas sólo para las mujeres. Las mujeres con el pelo largo sin teñir y polleras, los hombres al mando y la exageración. Algo a mis seis años me dice que hay una importancia en el aparentar pero lo puedo procesar a esa edad, en unos años más me niego a usar polleras y vestidos y le digo a mi madre que ya no quiero ir más: me lo respeta, y por suerte mi relación con Dios no se limita a la asistencia a un lugar y me cría con los valores evangélicos. Una vez al año vuelvo a la Iglesia y el pastor se encarga de decir "que venga con pantalones si quiere" y yo voy, pero me siento observada. Qué pelotudez. Pero hay otras cosas más arraigadas, cuando mamá se convierte en la primera mujer que coordina una reunión, alguien se levanta ofendido, llevará un tiempo hacer valer nuestro lugar. Mucho tiempo después, saliendo a la luz mi intuición de niña, esa iglesia de desarma: quien estaba a la cabeza nos decepciona porque en definitiva es tan de carne y hueso como el resto: por eso no aceptamos autoridad terrenal, hasta el día de hoy no lo puedo perdonar y eso que intento eh! entonces cada vez que lo encuentro no lo saludo y sólo le dirijo una mirada dura: estoy haciendo lo que no tengo que hacer, lo que no me enseñaron. También tengo recuerdos lindos, las actividades en comunidad, la Santa Cena todos partiendo el pan y pasándolo  de mano en mano, los bautismos en el Río, cuando todavía se podía, saludarnos con dos besos, juntar plata entre todos para, por ejemplo, comprar un horno industrial y así hacer comida para vender  y dejar la iglesia más linda, amasar cantidades meteóricas de torta fritas y litros y litros de mate cocido para dar a los chicos, sacar plata de dónde no la teníamos para que el día del niño todos tengo su regalo. Cada iglesia evangélica es un mundo, aún las que están nucleadas en alianzas o asociaciones, por eso, aunque entiendo la historia de esta chica, no puedo entender el nivel de generalización. Se que se habla de ramas, como los pentecostés o los bautistas y si bien puede ser cierto, creo que todos somos un poco de todo. La gran división en la Iglesia Evangélica la descubrí de grande: el legalismo y es una lucha hacia adentro y hacia afuera y eso eso: los "no se puede hacer esto" pesan más que todo y a la vez aleja del verdadero espíritu de  nuestro credo. Muchos años después en la Facultad, leo las 95 tesis de Martín Lutero y si bien no descubro la pólvora, me da un sustento histórico para desmentir todo lo que se quiere instalar de nosotros: que somos una masa que se deja gobernar espiritual y políticamente. Lutero se opone a la Doctrina católica haciendo algo que es requisito sine qua non para ser evangélico: LEER. Bueno, históricamente todo se reforzará con la imprenta y el proceso de alfabetización. El evangélico debe entrar en contacto con La Palabra de Dios (y obviamente practicarla), hoy un evangélico que no lee es un un evangélico tibio que deberá crecer y leer para consolidarse, no se trata de ir a escuchar, de que nos digan de qué se trata. Por eso Lutero denuncia que lo que se hace no es lo que está escrito. Sin intermediarios, sin Papa, sin lucro.
Como dato puedo agregar que la Iglesia Universal no es considerada evangélica por los evangélicos ni si quiera Cristiana pero es un dato importante cuando quieren convertirla en hegémonica de nuestro movimiento. Y tengo un sabor amargo porque titulo esto "la cuestión evangélica" y recuerdo que en la vereda de casa que estábamos haciendo algún vecino escribió en el cemento fresco "evangélicos de mierda" y que muchas veces se burlaron o se me exigió  más de mi por el solo hecho de serlo, y todo esto me remueve esos recuerdos, pero ojo, no para victimizarme sino para levantar la voz: debe decirse.
Soy una persona como el resto, después de un par de décadas me amigué con las polleras. Y me siento orgullosa de mis creencias, me hicieron mejor persona. Quiero contar lo que la Iglesia evangélica me enseñó: nos autofinanciamos porque nadie de un credo diferente debe cargar con nuestros gastos, el Pastor es un ser humano más por eso nuestra fuente de conocimiento y guía no es un hombre sino la Biblia. Amar al prójimo, ayudar, agradecer, tratar de no juzgar, perdonar. Hombres y mujeres, todos son hijos de Dios. Ser tolerante con la libertad del otro que implica también las diferencias políticas. Nunca, jamás, asistí a una reunión donde se hablara mal de la homosexualidad,  de las mujeres que abortan,  de la diversidad en todas sus formas. No por nada, las Biblias modernas traen en rojo las palabras dichas por Jesús. Si, tenemos nuestras reglas, y es siempre es un trabajo respetar al otro y ser prudentes, porque tenemos el ejemplo de un tipo muy copado que no vino a crear divisiones, vino a perdonar y sólo hablar de amor, es un desafío, los tiempos cambian pero el mensaje es el mismo y no debe desvirtuarse. Y sobre todo, tenemos un Creador que no nos creó en masa, que nos conoce uno por uno y con cada uno se dará a conocer

No hay comentarios:

Publicar un comentario