El sentido de un final

                                  " Y después la vida tomó las riendas y el tiempo se aceleró"   

 

Qué bien escribe Barnes, qué claro lo que quiere trasmitir. Novela corta que fluye por mérito de su autor, la leí en dos tardes. La vida y el paso del tiempo, los balances, la pregunta ¿fui valiente, un cobarde o un conformista? el protagonista se la hace de grande, yo me la hago seguido porque reflexiono y siento que el Tiempo se me bifurca y por un lado es veloz y por otro lado es estático. ¿está mal ser un conformista o un cobarde? ¿o todo el tiempo vaya a uno a saber a quién  debe rendir  cuentas de los logros, las aventuras o la intensidad de la vida? Yo discípula de Alejandro Casona cuando repite muchas veces en Prohibido suicidarse en primavera: "No le pidas nada a la vida, y te sorprenderá", y si no sorprende? Es lo que te toca, en parte, y en parte lo que lográs, no (me) culpo a nadie si no hay ganas tampoco de lograr nada, esta vida es de paso. No, que no se entienda que nuestra vida debe ser bonita, solo que la distancia entre la expectativa de la realidad es distinta para todos.

Cuando hombre de 60 años recibe una carta con una herencia pequeña pero rara su memoria lo lleva a su  juventud, al grupo de cuatro amigos y a su primer amor y fracaso, entonces él recuerda las cosas de una manera y cuando retoma contacto con las personas que pasaron por su vida se da cuenta  de que el recuerdo que forjó es muy subjetivo y favorecedor para sí, o como dice el libro "Si la Historia es el relato de los vencedores, no olvidar que también es el autoengaño de los perdedores" 

Y por último: Primero, compararse e idealizar a los amigos nunca es bueno, después de todo, todos somos humanos. Segundo: hasta el cansancio, uno es lo que es es, y siempre tiene algo que aportar y llegado el caso en que no aporta, no es por ahí. Sentirse en una relación (cualquiera) que uno nunca es suficiente para el otro, y someterse a la personalidad del otro tiene consecuencias difíciles de superar cuando uno cae la cuenta de todo. Y tercero, no hay edad para mejorar como persona y para pedir perdón.